Soy arquitecta, diseñadora de interiores con mucha sangre ciclista detrás, mi abuelito (ciclista colombiano) siempre nos inculcó el gusto por la bici, mi Mantci llego a mi por casualidad y ha sido una experiencia de reconciliación con la ciudad y con mi herencia.

Al vivir en una ciudad tan caótica, te enfrentas al miedo constante de los automovilistas.
A partir de la pandemia (con las calles vacías) pude usar la Mantci al 100%, el peso es perfecto, el diseño es muy cómodo y la estética es hermosa, con mi bici me da mucho gusto salir, ya que no hay un día que no me pregunten por ella o me la “chuleen”.

Y a pesar de ser una bici de ciudad, he podido hacer recorridos de más de 100 k. Siempre estoy agradecida de tenerla, ya que le perdí el miedo a las calles y me hizo descubrir una nueva pasión.